domingo, 7 de julio de 2013

Los Tres Amigos



Los Tres Amigos
Por el rabino Eliezer Shemtov

Cuentan de uno que tenía tres amigos. Con el primero pasaba todos los días, con el segundo se encontraba los fines de semana y con el tercero se encontraba muy de vez en cuando.

Un día fue citado para presentarse en un juicio. Necesitaba que alguien lo defienda ante el juez.

Su amigo íntimo rehusó, diciendo que no podía moverse de su lugar.

El amigo de los fines de semana accedió a acompañarlo hasta la puerta de la corte.

En desesperación, recurrió a su amigo esporádico y, sorprendentemente, accedió a defenderlo en el juicio, asegurándole que iba a salir victorioso.

¿Quién es el protagonista de dicha historia?

La mayoría de nosotros.

El amigo “íntimo” de todos los días es el dinero. Nos ocupa la atención desde la mañana hasta la noche.

El amigo “de los fines de semana” es la familia, a quien dedicamos tiempo cuando los bancos están cerrados.

El amigo “esporádico” es el judaísmo. Algún día en el año que otro le prestamos atención.      

Llega el día de juicio, después de finalizar nuestra estadía en la tierra, y tenemos que presentarnos ante el Trono Celestial a rendir cuentas por cómo administramos la vida confiada en nosotros.

El amigo íntimo, el dinero, no se mueve de su lugar para ayudarnos. Allá no vale nada.

El amigo de los fines de semana nos puede acompañar, llorando, nada más que hasta la puerta...

Son las Mitzvot y buenas acciones que hicimos durante la vida las que nos acompañan y nos defienden hasta la eternidad.

Dicen nuestros Sabios (Pirkei Avot, 6:9)
:


En el momento en el que el hombre abandona este mundo no lo acompañan ni la plata ni el oro ni las piedras preciosas ni las perlas, sino sólo [el conocimiento de] la Torá y las buenas acciones, pues fue dicho (Proverbios, 6:22)
: “Cuando camines, ésta [la Torá] te ha de guiar, cuando yazcas, te ha de cuidar; y cuando despiertes, hablará por ti”.


“Cuando camines te ha de guiar” - en este mundo;
“cuando yazcas, te ha de cuidar” - en la tumba;
“y cuando despiertes, hablará por ti” - en el Mundo por Venir.

¿Por qué es así?

La realidad física, si bien es una realidad tangible, es una realidad limitada con valor subjetivo. Por otra parte, la realidad espiritual es definitiva y eterna.

Por ejemplo: dos sillas más dos sillas suman cuatro sillas. Esas cuatros sillas no tienen por qué seguir existiendo. Su existencia es circunstancial. Mañana, si se rompe una, habrá tres sillas. El concepto de 2+2=4, empero, es indestructible. No depende de las circunstancias. Siempre será igual.

Lo material viene a ser como la pregunta de “¿Para qué sirvo?”, esperando la respuesta por medio del propósito espiritual que se le dé.

Un cuchillo puede ser un instrumento de salvación como puede ser un instrumento de destrucción. Físicamente no hay diferencia entre ellos; espiritualmente no hay comparación. ¿Cuál de las dos realidades es más permanente, la física o la espiritual?

Tener y “tener”

El gran sabio judío, Don Isaac Abarbanel (1437-1508) era, entre otras cosas, el tesorero del rey de Portugal, Alfonso V.

Obviamente, no le faltaban enemigos quienes, envenenados por envidia, buscaron cada oportunidad para que caiga en desgracia ante los ojos del rey.

“Que Su Majestad le pregunte al Abarbanel cuánto es su patrimonio y verá lo que le responde,” sugirieron al rey.

Efectivamente, en la próxima oportunidad, el rey le preguntó: “Dígame, Don Isaac, ¿cuánto vale su patrimonio?”

El Abarbanel le dijo una cifra.

“¿Me permite ver sus libros?”

“¡Cómo no!” contestó el Abarbanel.

Al día siguiente le trajo sus libros de contabilidad de los cuales se desprendía que tenía diez veces más de lo que había declarado.

El rey estaba consternado. ¿Será verdad que su ministro de confianza le haya mentido?

“Don Isaac,” dijo el rey al Abarbanel, “¿cómo me explica la discrepancia entre la cifra que me dijo ayer y la cifra que sale de estos libros? ¡Aquí hay una cifra diez veces más grande que la cifra que me dijo ayer!”

“Su Majestad,” dijo el Abarbanel con confianza, “no hay ninguna discrepancia. Ud. me preguntó ayer cuánto valía mi patrimonio. De todo lo que yo gano destino el 10% a fines caritativos. Ese es mi verdadero patrimonio. El resto, hoy lo tengo yo y mañana lo puede tener Ud. Lo que yo di para fines benéficos, nadie jamás me puede sacar...”

Vemos aquí algo muy curioso. El Abarbanel consideraba como “suyo” lo que dio para caridad y no lo que tenía en su cuenta bancaria. La riqueza material es sólo una materia prima esperando adquirir su verdadero y eterno valor una vez que es utilizada para algo cuyo valor va más allá de los circunstancial y lo subjetivo que es la dimensión material.

El Pudor

El mismo concepto se puede aplicar a muchos aspectos de la vida, entre ellos el pudor.

Hay quienes creen que el fundamento de las normas judías del pudor es el intento de subyugar a la mujer.

No hay nada más lejos de la verdad. Las normas halájicas del pudor expresan la idea de que la dimensión material de la existencia no es un valor en sí mismo, sino que está al servicio de una finalidad espiritual.

La sensualidad sirve siempre y cuando está al servicio de la santidad. Esta santificación se logra cuando se expresa dentro del matrimonio y no fuera de él. El pudor está para proteger la santidad de la sensualidad y no para reprimirla.

Las Tiendas de Iaacov

En la lectura bíblica de Balak, leemos como el hechicero Bilam fue contratado por Balak, rey de Moav para maldecir al pueblo judío y como terminó bendiciéndolo con bendiciones muy intensas, una de las cuales forma parte de nuestras plegarias matutinas (Números, 24:5)
: “¡Cuán buenas son tus tiendas, Iaacov, tus moradas, Israel!”


Nuestros sabios aclaran que lo que provocó dicha bendición fue cuando Bilam vio al campamento Israelita desde las alturas y observó como las puertas de las tiendas no daban directamente hacia la puerta del vecino, asegurando así un alto nivel de pudor y privacidad...

El excremento espiritual

Eso contrasta fuertemente con la idolatría del pueblo de Moav, “Baal Peor”, sobre la cual leemos al final de la lectura de esta semana. La manera de servirlo consistía en defecar frente a él.

¿Cómo se entiende el concepto de adorar el excremento?

El excremento es lo que queda después de que el cuerpo extrae la parte útil, los nutrientes, de la comida. Uno come porque la comida contiene nutrientes que su cuerpo necesita para vivir. El excremento es lo que queda de la comida luego de haber cumplido su función.

Del mismo modo, cada acto placentero contiene dos aspectos, el propósito y el placer. El que utiliza algo por el propósito espiritual por el cual existe, lo eleva a un nivel espiritual superior. El que únicamente busca el placer que causa, es una variante de los idólatras de Peor, adorando la materia en sí, sin pensar en su verdadero propósito espiritual.





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