miércoles, 5 de diciembre de 2012

Janucá


Janucá

Por el rabino Eliezer Shemtov

El próximo sábado de noche se prenderá la primera vela de Janucá. Durante las siguientes siete noches se prenderá cada noche una cantidad de velas mayor, hasta prender, en la última noche, las ocho velas de Janucá.

La festividad de Janucá fue instituida en el año 3.623 (138 a.e.c) por medio de Iojanán el Kohen Gadol junto a sus contemporáneos del Sanhedrín.

Veamos de qué se trata la festividad de Janucá, qué se conmemora y cuáles son sus enseñanzas para nosotros hoy en día.

Historia

Fue durante la época que los sirios, bajo el reinado de Antíoco, dominaban la tierra de Israel, que los helenistas, en colaboración con los sirios, buscaban erradicar la fe y prácticas religiosas judías en la tierra de Israel. Abolieron los servicios en el Templo de Jerusalén, impusieron penas graves por el cumplimiento de las leyes de la Torá, especialmente las relacionadas con Shabat, Brit Milá y matrimonio.

Fue en esa época que ocurrió el episodio de Janá y sus siete hijos quienes optaron por dejarse matar en vez de renegar de su fe en D-os.

Luego de años de opresión, en el año 3.621 (140 a.e.c.) Matitiahu el Kohen Gadol y sus cinco hijos (Iojanan, Shimon, Iehuda, Elazar e Ionatan) encabezaron una rebelión en la ciudad de Modiín, que rápidamente  se expandió por todo el territorio de Israel. El detonante que la provocó fue el deseo del comandante sirio de estar con la hija de Matitiahu antes de su casamiento.

Luego de un año del liderazgo de Matitiahu y muchas batallas exitosas en contra de los sirios, falleció y su hijo, Iehuda, tomó su lugar.

Ese pequeño grupo se había transformado en un movimiento nacional. Finalmente lograron controlar el Templo de Jerusalén al cual entraron el 24 ó 25 del mes de Kislev, de ahí el nombre “Janucá” que quiere decir “descansaron el 25”.

Se encontraron con una escena devastadora. Los sirios habían violado el Templo, erigiendo estatuas por doquier. Habían impurificado todo el abastecimiento de aceite de oliva ritual, necesario para encender la Menorá. Finalmente, encontraron una pequeña vasija de aceite de oliva con el sello del Kohen Gadol intacto, indicando que su contenido era ritualmente puro y apto para ser utilizado para encender la Menorá. Tenía cantidad suficiente para durar una sola noche y tardarían ocho días en conseguir un nuevo abastecimiento de aceite ritualmente puro. Prendieron la Menorá con el aceite hallado y, milagrosamente, ardió ocho días hasta que pudieron reponer el aceite.

Al año, instituyeron la festividad de Janucá por ocho días para recordar el milagro del aceite que duró ocho días en lugar de uno sólo.

Macabi

Iehuda y sus hermanos se llamaron “Macabim”. Macabi significa “martillo”, pero también forma las siglas de las cuatro palabras Mi Kamoja Bakeilim Hashem, o sea “¿Quién es como Tú, entre los dioses, Hashem?” El secreto de la motivación y fuerza de los Macabeos fue su fe absoluta en D-os.

Leyes y enseñanzas

Se prende la Menorá al anochecer, preferiblemente en la puerta de la casa que da hacia la calle o en una ventana que da hacia la calle, incrementando cada noche la cantidad de velas.

Lo que nos enseña es:

1)    Cuando uno se encuentra con “el anochecer”, momentos oscuros en su vida, debe entender que es una oportunidad para incrementar la luz.
2)    No alcanza con iluminar el interior de la casa de uno; uno debe preocuparse también por iluminar la calle, el mundo que nos rodea.
3)    Uno nunca debe conformarse con sus logros espirituales. Cada día hay que incrementar la cantidad de luz que uno irradia.

Beit Shamai y Beit Hillel

El Talmud documenta una discusión interesante entre la academia de Shamai y la academia de Hillel en cuanto a la cantidad de velas que hay  que encender cada noche. De acuerdo a la academia de Hillel, hay que prender una sola vela la primera noche e ir incrementando hasta llegar a prender ocho velas en la última noche. De acuerdo a Beit Shamai, empero, hay que prender ocho velas la primera noche de Janucá e ir disminuyendo la cantidad cada noche hasta prender una sola vela en la última noche de Janucá.

¿A qué se debe la discusión?

Una de las explicaciones es que se basa en una discusión más general entre Beit Shamai y Beit Hillel en cuanto al valor que tiene algo en estado potencial versus algo en estado realizado. De acuerdo a Beit Shamai, algo en estado potencial vale más que algo ya realizado. De acuerdo a Beit Hillel, vale más lo ya realizado. Así que la primera noche de Janucá hay, de hecho, una sola noche, pero potencialmente hay ocho. La segunda noche hay dos noches concretamente, pero hay siete potencialmente. Cada uno opina que hay que prender la cantidad de velas que refleja el valor mayor.

Hoy en día la ley es como la opinión de Beit Hillel, lo concreto vale, lo potencial está por verse. Uno no siempre llega a plasmar su potencial debido a muchas causas, principalmente debido a la propia pereza humana. Cuando el Mashíaj llegue, la ley será según la opinión de Beit Shamai, debido a que en ese momento  no habrá resistencia a la realización del bien y lo potencial se podrá considerar como una realidad.

El Sevivón

Es tradicional jugar con el Sevivón en Janucá. El sevivón (o “Dréidel” en Idish), es un trompo cuadricular que tiene cuatro letras grabadas en sus cuatro caras. Las letras son siglas de las palabras Nes Gadol Haiá Sham, o sea, un gran milagro ocurrió allá (en Israel).

El origen del sevivón es el siguiente. Cuando los sirios prohibieron el estudio de la Torá, los chicos salieron a los bosques con sus maestros a estudiar Torá, clandestinamente. Cuando aparecía algún inspector sirio, escondían  sus libros y sacaban sus trompos, simulando  que estaban simplemente jugando.

Una perspectiva kabalística

En las dos festividades instituidas por nuestros sabios, Janucá y Purim, hay un juguete tradicional. En Janucá tenemos el Sevivón y en Purim tenemos la matraca. Ambos se pone en movimiento por medio de un acto de girar. A la matraca se la gira desde abajo mientras que el sevivón se gira desde arriba. Esa diferencia expresa también la diferencia entre la naturaleza de los milagros de ambas festividades. Los Milagros de Purim parecieron acontecimientos naturales, girados desde “abajo”, mientras que en el caso de Janucá, cuando jugamos con el Sevivón, girado desde arriba, fue evidente que los milagros venían desde arriba.

Si necesita janukiot, velas o sevivonim, no dude en comunicarse con Beit Jabad. Por más información sobre Janucá véa www.jabad.org.uy/590188

Originalmente publicado en el Semanario Hebreo

No hay comentarios.:

Publicar un comentario